sábado, 20 de agosto de 2011

ALEROS

Vaso con agua derramado…
Cada segmento
cada vacío
redes metálicas que
crujen entre sí.
Vientres
solapadas intimidades que
rompen el silencio de las
cosas…
¿Cómo beber el agua que
destila el sudor?
¿Cómo sentir de nuevo la
marcha del paso que
viaja sin viajar?
Es como  el estallido de
las copas,
del cristal traslúcido
que ya es pardo
mancha oscura que trata de
integrarse al ritmo de la
respiración
que gira a velocidades inusuales
a cuatro patas en el piso,
como gato, como perro,
lamiendo todo el líquido
sin importar la dignidad,
solo el amor por lo presente,
lo marcado, lo intuido,
lo que viene a aclarar y oscurecer
al mismo tiempo
desbaratando los planes de
los mares, de las palomas en
aleros,
de todo aquello que  es y que
persiste.
Es la explicación del aullido de
los lobos,
su justificación,
donde se mezcla lo vil con
lo sagrado,
Allí, donde la línea se diluye
Y el látigo no arde.

MARIA ANGÉLICA ASCANIO

                      

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