17 de julio del 2009. Observo cómo trascurre el tiempo,
definitivamente, el brillo de las
cosas se opaca por el polvo.
El trabajo de un minuto y todos sus beneficios se multiplican.
Los adornos de la casa, hermosos recién
bañados, lucen cual fiesta.
Tanto que limpiar
Tanto que ordenar
y luego polvo otra vez.
La energía de tantos años repartida
en la vida misma:
en las risas
en las miradas
en el trabajo
en la lectura
en la cocina.
Y trapeando y trapeando.
No quiero pensar en el tiempo que
perdí peleando…
mientras el polvo
invadía de nuevo los adornos y
demás fibras que acababa de limpiar
con mis manos o
las manos de otros,
a quién debo pagar salario y también a gradecer.
EDNA MARTÍNEZ


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